miércoles, 21 de enero de 2015

Blops - Dos dias de música al sol (Estadio Mun de La Reina, 30 de Dic. 1972)



Los dias 29 y 30 de Diciembre de 1972, en el Estadio Municipal de La Reina a eso de las 6 de la tarde, se realizó el concierto "Dos Dias De Musica Al Sol", organizado por Los Jaivas junto a Blops. Esta serie de recitales resultaron ser los ultimos en que participó Julio Villalobos, lider historico de la banda, quien en esa epoca habia abandonado la guitarra electrica para tocar un piano electrico en la etapa mas progresiva del grupo (previo a Parafina), en donde los miembros de la agrupacion solian contar con mas invitados en los recitales. En este caso los invitados (que aparecen en la filmacion) son Juan Agustin Jimenez (quien vivia con los Blops en La Manchufela) en percusiones, Hector Sepulveda (Los Vidrios Quebrados, Sun, Nuevas Direcciones, Hector Sepp Trio) en armonica, guitarra electrica y violin y Enrique Luna (no aparece en la filmacion), uno de los responsables directos de la fusion en el jazz chileno, en percusiones.

Dado el hecho de que en los archivos televisivos del pais no se conserva NADA de las apariciones de NINGUNA banda del periodo, hacer publico este material resulta, por lo menos, urgente.

Lamentablemente, el registro sonoro que acompaña la filmacion no existe. Por lo tanto, superpuse musica ad hoc a las imagenes.

Blops 30/12/72:
Julio Villalobos: piano electrico Eduardo Gatti: guitarra electrica
Juan Pablo Orrego: bajo electrico Juan Contreras: flauta/organo electrico
Sergio Bezard: bateria
Juan Carlos Villegas: organo electrico/percusiones

 Total agradecimiento a Antonio Rios, por registrar (y compartir lo que el tiempo logró conservar de su inmenso archivo).

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Nuevas grabaciones de Julio Villalobos

Estimados/as seguidores de Blops, una grata sorpresa justo un día antes de comenzar este nuevo año 2015, el fundador de Blops, el gran músico Julio Villalobos esta grabando sus nuevos temas; esta noticia nos llena de felicidad. Esperamos pronto disfrutar esas grabaciones. Saludos a Ilich Rojas, que ha sido el gran impulsor de todas estas iniciativas, y a la vez un gran conocedor de la historia de Blops. 
Paz y Amor!


viernes, 7 de marzo de 2014

Blops en la Unctad, marzo 1973



Como parte de las actividades de recibimiento a sus nuevos estudiantes, el centro de alumnos de la Universidad de Chile organizó un concierto en la UNCTAD (hoy GAM) con Quilapayun y Blops (una mezcla bastante radical y extraña). El unico registro de aquella ocasion es el que tenemos aqui: Blops recien llegados de Argentina, tras grabar su ultimo disco (Locomotora), a punto de separarse definitivamente, en el maximo peak de destreza instrumental...un lujo para un pais que estaba a solo meses del inicio de 17 años de fascismo, horror y destruccion (suponiendo que aquello "terminó", lo que dudo).

La idea principal de compartir estos archivos es conocer los recuerdos de los que estuvieron ahi. He conocido a algunos, pero siempre es mejor conocer mas.
Blops 1973
Eduardo Gatti: guitarra electrica
Juan Pablo Orrego: bajo electrico
Sergio Bezard: bateria
Juan Contreras: organo electrico
Juan Carlos Villegas:piano electrico

Comparta, Difunda, Colectivice. Es parte importante de nuestra historia!
Agradecimientos a "Circunferenciapugna" Un Ejercicio Arqueologico Del Rock Chileno.

lunes, 3 de enero de 2011

Ecos de la Manchufela: a 40 años de Los Blops

Hijos de los Beatles y de Violeta Parra. Adiestrados con fueros propios en ese primer acercamiento a la explosión pop de los sesenta: admirar, tomar una guitarra y tributar. Tocar y tocar, en colegios, en fiestas, en peñas. Hartarse en eso de sacudir y vitorear una inédita libertad ganada. Pero el sino de los tiempos exigía compromisos mayores; una voluntad de afirmar un credo propio, una constitución nueva ya no más de réplica sino de creación personal. Esencialmente, así nomás: Los Blops alumbraron un rock que de ahí en más no tuvo pudor en juntar el agua y el almizcle, el tiple con un bajo eléctrico; algo entonces extraño, hoy casi bendito. 

Cuarenta años hace ya que Los Blops grabaron y publicaron su primer elepé bajo etiqueta Dicap y hoy más que nunca, cuando nuestra música comienza a recuperar algo de ese polimorfismo que la hizo inmensa a principios de los setenta, es válido recuperar e indagar en ese hito parido por Eduardo Gatti, Juan Pablo Orrego, Sergio Bezard, Julio Villalobos y Juan Contreras.Las cosas en orden: Los Blops hacia 1968 no eran una banda mucho más interesante que aquel puñado de grupos que versionaban a The Beatles, Rolling Stones y The Animals en cuanto boliche fuera posible armar un poco de ruido. Todo cambia hacia 1969: aparece Eduardo Gatti, quien también tuvo su propio grupo durante esos años, The Apparition. Regresa de un viaje por Europa, -qué importante fueron los viajes para las tres bandas madres del período: El Gato Alquinta recorriendo América del Sur, Pancho Sazo en el corazón de la clase media norteamericana y Gatti dando vueltas por Francia-. Un hecho que acelera los acontecimientos, esto y la Peña de los Parra. Hace ya algún tiempo, Gatti y Juan Pablo Orrego daban vueltas por allí donde tocaba la Violeta atentos a la inquietud que provocaba su rudeza, su altura, su poética. Y un par de años después, se daría la oportunidad de responderle.
Verano del 70
Los Blops empiezan a sentir el prurito de algunas ideas latentes que muy pronto deberán expresarse. Durante el estío de 1970, la banda toca durante la temporada en el balneario de Isla Negra; experiencia de júbilo, camaradería y laboratorio de ideas. Poco después, Felipe Orrego y Pedro Greene, entonces baterista del grupo, dejan la banda y la coyuntura permite afianzar al nuevo tándem que marcará un sendero: Eduardo Gatti y Julio Villalobos en guitarras, Juan Pablo Orrego en bajo, Juan Contreras en flauta y teclado, Sergio Bezard en batería.Durante el invierno de 1970 el grupo, desde esa temeraria ingenuidad desde la que han comenzando tantas cosas importantes en el arte, ensaya ya con un enfoque distinto: la mirada se internaliza, Violeta Parra los sobrevuela y ellos intentan oírla pero, claro, desde una formación que no desconoce a The Beatles o Simon & Garfunkel como referentes de una época que los ha liberado para siempre. Es éste un momento estelar en nuestra historia: Los Blops consiguen que la música popular chilena dé un paso fundamental. Ellos vienen del rock y logran entablar un diálogo rico con el folclore más conspicuo de estos lares. Esto es lo que se manifestará en el primer álbum del grupo, pieza homónima que durante estas semanas cumple cuarenta años desde su lanzamiento.
El primer disco de Los Blops es antes que todo una gran marmita de ideas, un tapiz disparado en distintas direcciones, gentiles retazos acústicos de bucolismo urbano. Durante agosto de 1970, la banda graba en unas cuantas horas su primer asalto y lo que hallamos aquí son, en su mayoría, obras instrumentales que nacen de la improvisación en estudio, pero que destilan la mezcla sonora, la marca de nacimiento del combo de Gatti y Orrego. Están las guitarras españolas y las eléctricas, las flautas, las percusiones amerindias, pero están además las melodías limpias de McCartney y Paul Simon; es, como dijimos, el ensamblaje inicial.
La leyenda cuenta que éste es un disco famoso por la inclusión a última hora, casi por completar el minutaje de la cinta, de Los Momentos. La canción que junto a unas cuantas más repletan el dosel de nuestros cantos callejeros, veladas etílicas y los paseos escolares. Una transversalidad que, claro, tiende a trivializarlo todo, pero que por nada puede hacernos perder el foco de una canción que amplió en su momento los márgenes de nuestra música. Ni Patricio Manns, ni Horacio Salinas, ni Ángel Parra pudieron componerla: se requería ese tronco pop original para captar con lucidez lo acústico pero sin vociferación ideológica; un canto taciturno de letra convulsa y evocación infinita.
Y si Los Momentos siempre será recordable, es extraño que no se repare más a menudo en Vértigo, canción de Julio Villalobos, el brillante tercer compositor de la banda. Una letanía de casi ocho minutos, presa de guitarrazos eléctricos, a punto de caerse a cada momento, tropezando con la desesperanza. Un paso dentro de la oscuridad. “Dile a le gente que crea en la gente por nada, porque las noches que están pasando son largas; pero a mí no me digas nada. Las alegrías de las mujeres que lloran son gotas de agua, son caminos de la muerte. Junta a tu gente y camina a otras tierras donde sean hombres que crean en ellos por todo, porque aquí no creen nada”. Presagia una tragedia que vendrá en apenas un par de años, la de una patria y la suya propia: el virtuoso guitarrista abandonó la música y la vigilia del mundo víctima de una esquizofrenia hace ya varios años.
Y, claro, estaba Juan Pablo Orrego y su “La mañana y el jardín”. Jovial canto en que se alaban los rocíos matinales, las ventanas empañadas y el musgo crecido. Orgullo hippie. También la extraña “Maquinaria”, austera y casi experimental, parriana hasta la médula, adelantando el tema de la alienación industrial y el medioambiente arrasado. “Saca maquinaria del entrepuente, mueve manivela de la ruedecita. Y aquí estamos todos viviendo maquinita y aquí estamos todos jugando el engranaje, el grito que el pájaro gritó murió en silencio”.
Los Blops y su primer arribo no son en caso alguno su mejor momento. Éste es sin duda Del Volar de las Palomas, de 1971, una obra maestra que hubiese merecido mejor suerte en su reedición hace algunos años junto con el catálogo completo de la banda. Y vendrían también momentos consignables, varios, en una trayectoria que sufrió el intenso proceso de enervación de aquellos años. La casa-taller-santuario La Manchufela, el Instituto Arica, el aprendizaje y la disciplina, el rechazo de gran parte del público consuetudinario de izquierda; el desastre del Festival de Viña del Mar en el verano del 73, el despecho eléctrico de La Locomotora. Después, el terror y el silencio.Una vida corta pero de fertilidad mayor. “El pequeño milagro que tienen entre sus manos”, como les hablaba Víctor Jara. El admirador que se paseaba por La Manchufela a tocar guitarra, discutir y compartir el tiempo. La amistad, como se sabe, trascendería la plática para traducirse en colaboración en el disco El Derecho de Vivir en Paz de Jara, con la banda apoyándolo en tres canciones fundamentales del álbum.
Y es en rigor lo que debe tenerse en cuenta, más a menudo que lo usual. Ese pequeño milagro que dejó canciones, memorables, un impulso, una búsqueda y el vértigo de un tiempo que fue al mismo tiempo vergel y despeñadero, brillo y oscuridad. Y todo demasiado pronto, sin pausa y con el corazón volcado.
(www.rocktails.com.ar)

viernes, 7 de mayo de 2010

Los Blops - La locomotora

Reencuentro de Los Blops en Chicureo. El vídeo de "La Locomotora", en vivo con Los Blops en el Algarrobal de Chicureo en diciembre del 2001.

domingo, 10 de enero de 2010

domingo, 24 de mayo de 2009

Eduardo Gatti entrevista 2006 (dvd acústico)



Para los amantes del sonido íntimo de las cuerdas, el DVD contiene la presentación realizada a fines de junio del año 2006 en El Mesón Nerudiano con 18 grandes interpretaciones. "Los Momentos", "Naomi", "El Viaje Definitivo" y "La Francisca" entre otras, protagonizan este disco, que además, contiene una entrevista a Eduardo, llena de anécdotas y del porqué de algunas canciones, también fotos, letras y posturas para aprender a tocarlas en guitarras.



Sin duda que se trata de un excelente material que va más allá de compilar una carrera. Este trabajo busca sorprender y aportar con elementos actuales a los seguidores y los que aún no conocen la extensa carrera de un músico que se mantiene vigente y sabe claramente por cuáles caminos transitar.



Dejamos acá la entrevista en 4 partes, esperando la disfruten, para todos los seguidores de este blog tributo a Blops.
Y recuerden que pueden compartir fotos, vídeos y música de Los Blops, todo material será bienvenido y por supuesto subido a esta página.
Paz y amor para todos!

lunes, 30 de marzo de 2009

Los Blops, producto de toda una historia

Los Blops se iniciaron en el canto a fines de los años ‘60. Para la juventud chilena esa fue una época complicada. La encrucijada política obligaba a definirse por uno u otro bando. Sin embargo, algunos sectores juveniles eligieron otros caminos. Impactados por algunos ideales hippies y filosofías orientales esotéricas, se declararon amantes de la naturaleza, enemigos del consumismo, la tecnologización, las convenciones tradicionales y las falsas modas comerciales. Se acercaron así a lo artesanal, más ligado a lo primigenio e incontaminado.

En la filosofía oriental encontraron una posibilidad de perfeccionamiento interno e individual que no exigía una radicalización política. Al contrario, les proporcionó un motivo de unión y salvación: la comunidad sicológica del ser humano. De ese hombre encadenado a sus roles, a la búsqueda del éxito comercial y el prestigio social.

Esa juventud se sintió interpretada por estos valores, presentes en canciones de grupos musicales como Los Jaivas, Congreso, Congregación o Los Blops.

Después de una larga ausencia, Los Blops han vuelto a Chile. La situación de esa juventud ha cambiado y ellos también. Quieren seguir cantando, pero sin que se los encasille, quieren estar siempre atentos, que las apariencias no los engañen. “Esta realidad no es la realidad, es sólo una dimensión de ella -dicen- la gente quiere vivir de cosas esquemáticas y seguras. Nosotros queremos estar abiertos al cambio, asumir que nada permanece”.

Un tesoro entre las manos

Cuando Juan Pablo y Eduardo -únicos representantes de los antiguos Blops- exponen sus ideas, pareciera que fueran una sola voz, o un dúo muy afiatado. Esta compenetración se debe, quizás, a que han recorrido un largo camino juntos … y separados.

Juan Pablo recuerda cuando Eduardo, entonces guitarrista de Apparition, se acercó a un conjunto de jóvenes veraneantes de Isla Negra que tocaban rock en una ramada. Al poco tiempo ya formaba parte del grupo cuyo nombre recuerda el sonido de una gota que cae sostenida: Blops.

Alentados por esta experiencia, Juan Contreras, Sergio Bezard, Julio Villalobos, Eduardo Gatti y Juan Pablo Orrego, decidieron estudiar composición y arreglar sus propios temas.

Luego, con el primer long-play editado por Dicap y el sello Peña de los Parra (Los Momentos), dejaron la carrera: el tiempo no alcanzaba para ambas cosas, y “en ese entonces se podía vivir del canto…”

“Después de un recital -cuenta Juan Pablo- Víctor Jara se acercó a nosotros y nos dijo: Ustedes tienen un tesorito entre las manos, cuidenlo. Después no paramos más de trabajar juntos, Víctor iba a los ensayos y nos escuchaba en silencio o traía un guitarrón para improvisar con nosotros”.

Lo que más respetaban en ese cantor era que no intentaba cambiarlos, como lo hacían otros.

Por esos días se dieron en Chile las primeras experiencias de vida comunitaria y Los Blops se fueron a vivir juntos a la Manchufela, una casita ubicada en Avenida Ossa. Allí nació el segundo LP: Las Mañanitas, La Manchufela, y otras.

Su actuación en el Festival de Viña de 1973 fue un fracaso: “Nos tiraron a los leones. Nos pusieron primeros, sin poder probar micrófonos”. Sin embargo, poco tiempo después se presentaron nuevamente en la Quinta Vergara con el nombre de Parafina, con un sonido de rock pesado. Junto a ellos estaban Los Jaivas, Congreso, Embrujo, Manduka y Gerardo Vandrea. “Fueron 30 mil personas, un éxito”.

Ahí murieron ya los momentos

Un empresario los llevó luego a Argentina. AIIí grabaron su tercer LP, esta vez de rock progresivo: La Locomotora. Era el año 73 en Chile y el pronunciamiento militar cambió el panorama.

Desde 1971 participaban en el grupo Arica, escuela sicológico-mística fundada por el boliviano Oscar Ichazo, que los determinó síquicamente. “Llevábamos una disciplina de monjes tibetanos: integración síquico-corporal, dietas, sicocalestenia y prohibición del alcohol”. Después de los sucesos del 11 de septiembre decidieron retirarse a trabajar interiormente a Zapallar. “Fue una experiencia positiva” - cuentan.

A pesar de ello, el grupo no duró mucho unido. Juan Pablo se fue a Canadá, Eduardo a Inglaterra y luego a Alemania. “Partimos con un terrible recuerdo de Chile”.

El contacto se mantiene y las experiencias musicales se transmiten. Años después se encontrarán en Ecuador y, ambos, por diversas razones” deciden volver a la patria (Juan Pablo sonríe, en su caso fue un amor).

-¿Sienten qué han cambiado sus canciones desde entonces?

Juan Pablo: En ellas está el horror de lo que se vive actualmente. Se está matando a gente en el planeta y eso tiene que salir en las canciones. La gente cree que toda nuestra música es bonita y no ven que en cada recital hay sufrimiento.

- ¿Cuál es el problema que más aparece en sus canciones?

Eduardo: La relación del ser con el misterio. El hombre ha perdido su estado animal. Creo más en el arte que en la política porque a nivel racional el hombre nunca se va a poner de acuerdo.

Juan Pablo: El problema de los exiliados es algo que también nos toca mucho: el amor separado por circunstancias ajenas, la política.

Espíritu del mundo, solo somos un pueblo …

¿Qué función cumple, para ustedes, el canto en la sociedad?

Eduardo: El canto es sobre todo comunión Se toca en fiestas, en el trabajo, en los funerales. El canto puede abrir a la gente, despertar primero su sensibilidad, el intelecto y luego el sentimiento. En otras culturas, y en un principio, el canto era una actividad más; ahora no todos pueden ser músicos. Esto es producto de la división del trabajo.

- ¿Y qué opinas del llamado Canto Nuevo?

Juan Pablo: De Violeta para adelante hay un cambio, el canto tiene más raíces. Es un arte que cala más profundo porque tiene que ver más con la realidad. Se abren nuevas dimensiones. Violeta canta al mismo tiempo al amor, lo social, el sueño, la naturaleza… a muchas realidades.

- ¿Pero, qué pasa con esta nueva generación de cantores?

Juan Pablo: El Canto Nuevo está copiando, falta sinceridad. No hay que imponerse fórmulas. En este canto no hay misterio, todo está expresado en la superficie, no hay contexto.

- ¿Y qué es copiar?

Eduardo: Copiar no es lo mismo que asimilar. Una buena música se mete necesariamente en otra música, pero hay que discernir. No existen fórmulas externas. Yo he tirado al tacho todo lo que sea parecido a otra canción, porque de repente me doy cuenta que estoy tratando de componer como Los Blops. Imponerse fórmulas es lo mismo que hacer Onda Disco.

“Es un problema de madurez -agrega Juan Pablo, volviendo al problema del Canto Nuevo-, madurez como personas para ser como se es. El artista tiene que ser sufrido, bien chanqueado y experimentado. La Violeta le decía al Ángel que si sentía que se estaba corrompiendo, fuera a las cárceles y al manicomio”.

- En esta perspectiva ¿es necesariamente malo que circule tal cantidad de música extranjera en nuestros medios de comunicación? ¿Son peligrosas para la originalidad de la creación joven estas influencias?

Juan Pablo: La cultura es planetaria y es bueno que así sea. Nunca se va a homogeneizar…, pero tiene que haber información. En Chile se escucha el 0,4% de la música que existe en el planeta. El problema entonces no es la cantidad, sino la calidad y sobre todo la diversidad.

Fuente: Revista la Bicicleta Nº 11.

martes, 18 de noviembre de 2008

Formaciones de Blops en el tiempo

Primera formación (1964-1968)

Andres Orrego: Voz.
Julio Villalobos: Guitarras, voz.
Juan Pablo Orrego: Bajo, voz.
Pedro Greene: Batería.

Segunda formación (1968-1970)

Andres Orrego: Voz.
Julio Villalobos: Guitarras, voz.
Felipe Orrego: Guitarras.
Juan Pablo Orrego: Bajo, voz.
Pedro Greene: Batería.

Tercera formación (1969-1972)

Formación clásica del grupo.
Eduardo Gatti: Guitarras, teclados, percusión, voz.
Julio Villalobos: Guitarras, acordión, voz.
Juan Pablo Orrego: Bajos, guitarra acústica, xilófono, voz.
Juan Contreras: Flautas, teclados.
Sergio Bezard: Batería, percusión.

Cuarta formación (1972-1973)

Los Blops cambia su nombre a Parafina, mientras Julio Villalobos renuncia al grupo, siendo reemplazado por el teclista Juan Carlos Villegas.

Eduardo Gatti: Guitarras.
Juan Pablo Orrego: Bajos.
Juan Contreras: Flautas, teclados.
Juan Carlos Villegas: Piano, teclados.
Sergio Bezard: Batería, percusión.

Quinta formación (1978-1980)

Reunión del grupo en 5 años, contando solo con Eduardo Gatti y Juan Pablo Orrego como miembros originales, con la integración del percusionista Jaime Labarca y la cantante Barbara Smith como miembros a tiempo completo. Cecilia Echenique coros.

Eduardo Gatti: Guitarras, teclados, voz.
Juan Pablo Orrego: Bajos, guitarra acústica, voz.
Jaime Labarca: Batería, percusión.
Barbara Smith, Cecilia Echenique : Coros.


Sexta formación (2001)

Reunión del grupo en más de 20 años, otra vez con Gatti y Orrego, junto con el primer baterista de la banda, Pedro Greene y dos músicos.

Eduardo Gatti: Guitarras, voz.
Juan Pablo Orrego: Bajos, guitarra acústica, voz.
Carlos Fernandez: Teclados, coros.
Andres Pollak: Teclados.
Pedro Greene: Batería, percusión.

viernes, 4 de julio de 2008

Los Blops, otra historia

Blops, fueron un grupo musical chileno, nacido en 1964. Nace bajo la influencia de Los Beatles, Los Rolling Stones, The Doors, Eric Clapton hasta que el grupo comienza a tocar sus propias canciones con toda la influencia del rock y en el contexto de La Nueva Canción Chilena. Algunos han llamado a su estilo, rock progresivo o alternativo.

El nombre del grupo deriva de dos onomatopeya: el conocido "PLOP" del cómic Condorito y del sonido de una gota de agua al caer.
Los Blops comenzaron interpretando covers de Bob Dylan, The Rolling Stones, The Doors y Cream en un local de Isla Negra.
Originalmente componían el grupo Juan Pablo Orrego (Bajo, voz), Andrés Orrego (Voz), Julio Villalobos (Guitarras, voz) y Pedro Greene (Batería). Después de varios cambios en la formación la banda quedó conformada solamente por Juan Pablo Orrego, junto con Eduardo Gatti (Guitarras, teclados, voz), Julio Villalobos (Guitarras, acordión, voz), Juan Contreras (Flautas, teclados) y Sergio Bezard (Batería, percusión).
Estando inmersos en el intenso movimiento musical de los ’60 formado por Violeta Parra, Víctor Jara, Patricio Manns, Quilapayún, Inti-Illimani, Los Jaivas, Congreso y los Vidrios Quebrados, se fueron a vivir en comunidad; La Manchúfela. primero en La Reina en una casa de Avenida Ossa y, más tarde, en Peñalolén, en la casona del Parque Arrieta.



Junto con vivir en comunidad se vinculan con el Instituto Arica de Oscar Ichazo, experiencia que los hace junto con desear el cambio social, comenzar con su propio cambio personal.
El Blops (álbum)primer disco lo grabaron para la empresa Dicap (Discoteca Del Cantar Popular De Las Juventudes Comunistas) en una antigua máquina de dos canales, principalmente instrumental y con la inclusión a último momento de Los Momentos, más tarde, un clásico de la música popular chilena.



En 1971 colaboran con Víctor Jara en el disco “El derecho de vivir en paz” y lanzan su primer single: "Machulenco/Valle de los Espejos".


La segunda placa (Del Volar de las Palomas)fue grabada en 1971 para el sello "Peña de la Familia Parra", con aires muy folclóricos. Es conocida como su obra maestra.
En 1972 participan en el Festival de Viña del Mar, donde fueron abucheados por el público. Después de esta infame presentación, Julio Villalobos decide abandonar el grupo definitivamente por problemas de salud. Deciden cambiarse de nombre a "Parafina", en donde cambian los instrumentos acústicos por eléctricos, y abordando de lleno el Jazz Fusión y abandonando el Folk-Rock que los caracterizó. Irónicamente, la última presentación del grupo y la primera con el nuevo nombre tuvo lugar en la Quinta Vergara de Viña del Mar, en el festival "Los Caminos que se abren", organizado por el grupo Los Jaivas.


El pianista Juan Carlos Villegas ingresa al grupo como miembro definitivo. Su productor, Pepe Romeu les consigue el estudio RCA en Buenos Aires, Argentina por solamente 14 horas. Producto de esto se graba lo que sería su tercera producción, "Blops III" o "Locomotora", el cual solo aparecieron 500 copias en Chile. El sonido cambia radicalmente de un tono folk a un Jazz Fussion experimental.

Después de este rotundo fracaso comercial, la banda decide separase después de la desolución de la comunidad, entre otras razones, porque hay distintas necesidades: Sergio Besar quería ir a Estados Unidos a perfeccionarse en batería, Juan Contreras quería dedicarse a la artesanía, Eduardo Gatti partió a España y Juan Pablo Orrego, a Canadá. Además, después del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 en Chile, las cintas originales de los discos de Los Blops fueron destruidas sin razón aparente.



Durante la corta separación, Eduardo Gatti y Juan Pablo Orrego se mudaron a Isla Negra, en donde siguieron con su carrera musical pero en proporciones mucho menores. Los acompañó el baterista Juan Carlos Fernandez. Juan Pablo Orrego se radicó en Canadá.


El silencio de Los Blops fue roto en 1978, cuando Gatti y Orrego volvieron a unirse, junto al percusionista Jaime Labarca para realizar conciertos acústicos. Editaron como single una nueva versión de "Los Momentos", acoplada con un nuevo tema de Eduardo Gatti cantado por Juan Pablo Orrego: "La Francisca". El sencillo se convirtió rápidamente en un rotundo éxito. Famosa es la presentación del grupo en el programa Sábados Gigantes. Dieron algunos conciertos en México, Ecuador, y Canadá. El cineasta Pablo Perelman realizó el videoclip para Sambayé.



23 años más tarde, en el año 2001, la discográfica BMG decide reeditar los tres primeros álbumes de Los Blops, en formato de Box-Set, restaurando las cintas a partir de copias de los discos. La banda se reunió temporalmente, ofreciendo tres conciertos en la sala SCD del Mall Plaza Vespucio, la Casa de la Cultura de Ñuñoa y en el Teatro Municipal de Valparaíso. Existían planes para un futuro disco, pero esta idea fue abandonada al poco tiempo.



Eduardo Gatti continuó con su carrera musical, editando varios álbumes y logrando fama por su nueva versión del tema "Los Momentos" y la canción "Navegante", tema central de la película "El último grumete". Actualmente está promocionando su último CD y DVD "Acústico". Juan Pablo Orrego se radicó en Canadá y se convirtió en Ecologista. En 1998 fue galardonado con el Premio Nobel Alternativo. Actualmente reside a Chile. Julio Villalobos actualmente padece una enfermedad que lo tiene lejos de la música

sábado, 19 de abril de 2008

Entrevista a Eduardo Gatti

"Yo tocaba en un grupo llamado The Apparitions y me integré a Los Blops e el 70. Aclaro esto porque mucha gente cree que yo fui fundador de Los Blops y nada que ver porque ellos ya existían desde 1964. La verdad es que me integré a este grupo porque me pareció uno de los más interesantes para trabajar y además porque ya habíamos tenido algunos acercamientos previos, al igual que con Los Vidrios Quebrados, donde tuve un paso fugaz ya que el grupo se disolvió.

Hicimos 3 Long plays, de una música que podríamos llamar rock alternativo para la época. Los Blops partieron tocando covers de Los Rolling Stones, Bob Dylan, Los Doors, hasta que nos dimos cuenta de que queríamos hacer nuestra propia música. Había un movimiento musical muy intenso, sobre todo en el folclor con Víctor Jara, Violeta Parra, Pato Manns y por otro lado estaban Los Jaivas, Congreso, Vidrios Quebrados, entre otros. Ahí partimos como de nuevo, con la integración de guitarras acústicas, por ejemplo, que nos llevó hacia oytro tipo de música, hasta que grabamos nuestro tercer disco, que fue progresivo de frentón.

La temática de las canciones de Los Blops daban cuenta de un cuestionamiento propio de la época que nos tocó vivir. A pesar del caos, había un atisbo de que el ser humano podía evolucionar y mejorar. Un aspecto muy importante para Los Blops fue entrar al Instituto Arica, donde tuvimos un entrenamiento espiritual muy intenso. Esto nos dio una visión muy particular en un medio muy polarizado políticamente. Creíamos que el mundo podía cambiar y comenzamos por nosotros mismos. Nos fuimos a vivir en comunidad, hasta el 73, ya que por razones obvias tuvimos que terminar con la Comunidad. Claro, porque para las nuevas autoridades una comunidad era "mal vista". Cuando recíén nos fuimos a vivir en Comunidad creíamos que nuestros puntos de vista individuales nos iban a ocasionar los grandes problemas. Pero al final los dramas pasaban por las cosas domésticas, como quién lavaba los platos, quién dejaba sucio el baño después de usarlo y ese tipo de cosas.


En esa época el jipismo era una alternativa de vida bastante válida. Yo creo que la Comunidad funcionó bastante bien, de hecho hasta el día de hoy, yo mismo practico muchas de esas cosas que aprendimos en esa época, como la solidaridad o el tratar colectivamente las cosas. Podría decirse que fuimos jipis, pero muy disciplinados.

Teníamos un régimen de vida casi monacal. Nos levantábamos a las 8 de la mañana, nos dábamos una ducha fría, hacíamos gimnasia, hacíamos meditación y después ensayábamos 8 horas. Pero esa era la forma de ser consecuentes con lo que andábamos buscando con nuestra música.
Uno de nuestros grandes hitos fue el éxito logrado por la canción Los Momentos. Ese tema lo compuse en el año 70 y nunca tuve la intención de hacer una canción que durara tantos años, de hecho cuando grabamos nuestro primer long play con Los Blops, esta canción fue la última que grabamos ya que nos faltaba tiempo para completar el disco, o sea, directamente, fue una canción de relleno. El grupo Los Blops se disuelve en julio de 1973, porque hay distintas vocaciones.

Juan Contreras quería dejar la música para dedicarse a la artesanía, Sergio Besar quería ir a Estados Unidos a perfeccionarse en batería y en realidad estábamos pasando problemas económicos, el grupo no estaba dando para asegurar nuestra subsistencia. Ahí cada uno empezó a caminar sus propias rutas".
Eduardo Gatti.

miércoles, 9 de enero de 2008

Los Blops

Los Blops, onomatopeya de una gota de agua al caer, representan uno de los más innovadores experimentos en la historia del rock chileno.

El conjunto se formó a fines de la década de 1960, con Pedro Greene, Julio Villalobos, Eduardo Gatti, Andrés y Juan Pablo Orrego. Sus primeras presentaciones las realizaron en Isla Negra, poco tiempo antes de que dejaran el conjunto Greene y Andrés Orrego, y se integraran Juan Contreras y Sergio Bezard.

Su trayectoria fue un verdadero punto de intersección entre el rock chileno, la Nueva Canción y los ambientes universitarios.

Ensayaban en el Ciclotrón de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, en la carpa de La Reina de Violeta Parra o en la casa de la pintora Carmen Silva. Incluso acompañaron a Víctor Jara en la grabación de las canciones “El derecho de vivir en paz” y “María abre la ventana”.

Inicialmente su repertorio consistía en temas de Rolling Stones, Cream o Kinks, pero paulatinamente fueron generando una original propuesta, donde se mezclaba la naturaleza del rock con variables propias del canto popular. Ejemplo de ello es la interpretación junto a Angel Parra, de la canción “El volar de las palomas”.

Su primer recital lo realizaron en el teatro Marconi el año 1970, el mismo año en que grabaron su primer disco, homónimo, para el sello Dicap. En aquél disco apareció una canción que se transformaría en clásico de la música popular chilena; “Los Momentos”, de Eduardo Gatti.

Tuvieron la experiencia de una vida de comunidad, en Peñalolen. En “Manchufela”, nombre de la casa en que vivieron en este período, concibieron su segundo disco larga duración, grabado para el sello Peña de los Parra, que sería conocido con el nombre El volar de las palomas. En febrero de 1972 se presentaron en el Festival de Viña del Mar, ocasión en que recibieron una evidente reprobación del público asistente.

Este hecho influyó en parte en el vuelco al rock experimental alejado de los ambientes masivos. Tuvieron la oportunidad de mostrar al público estas composiciones en la misma ciudad jardín, en febrero de 1973, bajo el nombre de “Parafina”. La instancia fue el festival llamado “Los caminos que se abren”, donde participaron, entre otros, Los Jaivas y el grupo peruano Polen.

Estas nuevas creaciones musicales fueron finalmente grabadas en Argentina, en los estudios de la RCA, bajo la producción del trasandino Pepe Romeu. Con Juan Carlos Villegas en reemplazo de Julio Villalobos, dieron a luz La Locomotora, disco que fue distribuido luego de muchas dificultades, por el sello IRT.

El destino y los distintos intereses personales terminaron con la trayectoria de este grupo musical, poco comprendido en su época, pero que la historia le ha dado un lugar importante en el desarrollo de la música en Chile.

sábado, 21 de julio de 2007

Los Blops su historia parte I

Formación:Santiago, 1964.
Disolución:1973
Reagrupados en 1978 y 2001

Julio Villalobos, voz y guitarra (64 - 72).
Alejandro Greene, guitarra (64 - 66).
Pedro Greene, batería (64 - 70/01- 03).
Andrés Orrego, voz (66 – 69).
Felipe Orrego, guitarra (68 - 69).
Juan Pablo Orrego, voz y bajo (66 -74 /78-81/01-03).
Eduardo Gatti, voz y guitarra (69 - 74 /78 -81/01-03).

Juan Contreras, teclados y flauta traversa (69 - 73).
Sergio Bezard, batería (69 - 73).
Juan Carlos Villegas, teclados (72 - 73).
Carlos Fernández, guitarra y teclados (74 /01 -03) .
Jaime Labarca, batería y percusión (78 - 81).
Andrés Pollak, teclados (01 - 02).


Surgida con los efervescentes años '60, Blops fue una de las pocas bandas de la época que pudo trascender su inspiración anglosajona para dar paso a creaciones originales y de poderosa identidad propia. El resultado fue un rock inteligente, con una poesía y sonido que se mantienen frescos hasta hoy.

Tras su disolución, en 1973, sus tres discos constituyeron un patrimonio perdido hasta que el esfuerzo personal de sus integrantes permitió su reedición en CD, el año 2001. Fue ése un acto de justicia con un nombre fundamental del rock chileno. Su historia incluye dos fugaces intentos de reagrupamiento, un clásico de la envergadura de "Los momentos" y un impacto que, si bien nunca fue masivo, caló hondo en un sector del público y de la comunidad musical chilena. Esencia hippieLa banda surgió en 1968, con una mezcla de estudiantes de los colegios Manuel de Salas y Alianza Francesa. El dato es importante, pues para entonces sólo los sectores más acomodados de Santiago eran los que podían mantenerse al día con las tendencias rockeras que tan fértilmente se estaban desarrollando en Europa y Estados Unidos.


La familia Orrego fue protagonista de la prehistoria del conjunto, con un grupo formado en 1964 entre Juan Pablo Orrego en el bajo; su hermano Andrés en la voz; y dos de sus primos en la segunda guitarra y batería, respectivamente: Felipe Orrego y Pedro Greene. Todos ellos, junto al guitarrista Julio Villalobos, estructuraron un grupo que levantó sus primeros reperortorios con covers de bandas como The Doors, The Who y The Rolling Stones.En el verano de 1969, el abuelo Orrego les compró a sus nietos un amplificador de precarios 12 watts, y les consiguió un cupo para actuar en una ramada de Isla Negra. Recién entonces adoptaron el nombre del grupo, inspirado en el sonido del golpe de una gota de agua contra el suelo.

Ese mismo año se incorporaron Juan Contreras (teclado y flauta traversa) y Sergio Bezard (batería). En el verano de 1970, poco después de la salida de casi toda la familia Orrego (excepto Juan Pablo), llegó Eduardo Gatti, cuyo ingreso dejó sentadas las bases definitivas del quinteto.A Gatti lo habían conocido el año anterior en un festival de la calle Pocuro, cuando era el guitarrista de los ya desaparecidos Apparition. Recién llegado de un largo viaje a Europa, el guitarrista compartió el liderazgo con Villalobos, y fue clave en la decisión del grupo de comenzar a componer sus propias canciones. “Barroquita”, de Juan Pablo Orrego, fue el primer tema, con el cual la banda comenzó a escribir su propia historia y abandonó el inglés como idioma de su puesta en escena.

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Sorprendentemente, fue el sello del Partido Comunista, Dicap, el único que aceptó editarles un disco, pese a las desconfianza ideológicas que despertaba su orientación más bien hippie, su abierta simpatía hacia la marihuana, y su falta de un mayor compromiso con el intenso proceso político de esos años. Pero allanó las cosas su cercanía con Ángel Parra (quien estaba casado con una tía de Juan Pablo Orrego) y su amistad con Víctor Jara (con quien habían colaborado en su álbum El derecho de vivir en paz).

La disquera les cedió algunos días de estudio, durante los cuales grabaron sus primeros nueve temas. Al final de esas sesiones, y casi accidentalmente, decidieron incluir una composición de Eduardo Gatti que apenas conocían: "Los momentos". Cuando apareció Blops (1970) jamás imaginaron que sería precisamente esa canción su gran legado a la música popular chilena.

Al año siguiente, cuando la relación con Dicap ya se había quebrado, el sello Peña de los Parra registró su segundo disco, titulado también con el nombre del grupo pero conocido por el tema "Del volar de las palomas". Eran once canciones en las que se incorporaban algunas percusiones latinas, y en las que comenzaba a expresarse algo así como la filosofía de sus integrantes. Para entonces, parte del grupo vivía a la manera de una comunidad en un antiguo convento de La Reina (La Manchufela, lo llamaban), y participaban de las actividades del Instituto Arica, entidad pionera en Chile en impartir disciplinas orientales, como el tai-chi.

miércoles, 18 de julio de 2007

Los Blops su historia parte II

El grupo Parafina

La banda se presentó en el Festival de Viña del Mar durante tres noches de 1971, pero fueron inclementemente abucheados por un público que asoció su nombre a la Unidad Popular y que, además, no comprendió sus códigos. Por ello, y tras la grabación del segundo álbum, la banda decidió que ya no haría más letras, que abandonarían los instrumentos acústicos y que de ahí en adelante se llamarían Parafina. Ellos mismos reconocen hoy que fue una reacción "inmadura".Sin embargo, como Parafina se presentaron, en febrero de 1973, en el concierto "Los Caminos que se Abren", organizado en la Quinta Vergara con bandas como Los Jaivas, Congreso y los peruanos Polen. Cinco meses más tarde, un contacto informal les permitió acceder a catorce de horas de grabación en los estudios de la RCA-Argentina, a donde viajaron a plasmar el experimental sonido de Parafina junto a dos tecladistas. Al grupo se había incorporado para entonces Juan Carlos Villegas en reemplazo de Villalobos.


El disco terminó publicándose bajo su nombre original, Blops, y aunque tuvo un título homónimo suele conocerse por el dibujo de su portada: La locomotora. El álbum fue editado a pocos días del golpe militar con 500 copias, y escribió un epílogo para una banda que no pudo sobrevivir al cierre de espacios que siguió a la llegada de los militares a La Moneda. La quema de sus masters y la persecución de artistas (basta con recordar el asesinato de su amigo Víctor Jara y el exilio de Ángel Parra) los obligaron a retirarse. "No había posibilidades de seguir", confirma hoy Orrego, quien se mudó por unos meses a Isla Negra junto a Eduardo Gatti y Carlos Fernández, el ex baterista del grupo Embrujo. Lo que pensaron sería una larga estadía de trabajo musical terminó truncándose al año siguiente, con la partida de todos ellos al extranjero.
Hasta 1978 nada se supo de los Blops. Fue entonces que Orrego regresó a Chile y contactó a Gatti, a quien le propuso volver a grabar. Junto al percusionista Jaime Labarca registraron entonces un disco-single con una versión acústica para "Los momentos". Fue una idea acertada, pues los Blops se ubicaron entonces en radios como nunca antes, y muchos vinieron recién a saber que los autores de esa melodía eran músicos chilenos. El impulso los llevo incluso a presentarse en Ecuador, México y Canadá. Sin embargo, Orrego decidió quedarse en este último país para concluír su maestría en Medio Ambiente (es hoy un reconocido ambientalista, gestor del Grupo de Acción por el Bío-Bío y Premio Nóbel Alternativo 1978), sellando así la muerte definitiva de la banda. Gatti inició en 1981 una destacada carrera de cantautor solista.Los Blops se reencontraron en el año 2001, a propósito de la reedición por parte de BMG de sus tres discos en CD. Algunas actuaciones, un intenso ritmo de ensayos y el anuncio de un disco nuevo animaron la esperanza de algo estable, pero el trabajo no duró más allá de un año. Sin embargo, fue un reencuentro que permitió ubicar su nombre entre una nueva generación de aficionados al rock chileno, permitiendo cerrar así con dignidad la historia de una banda fundamental para comprender el desarrollo del género en nuestro país.